¿Creéis que el libro El museo del silencio hubiese sido diferente de alguna manera si lo hubiese escrito un hombre en lugar de una mujer?
Yoko Ogawa es una de las escritoras japonesas más reconocidas del momento, pero esto no lo decimos como una rareza, sino como una realidad muy particular de la industria editorial japonesa. Parece que en las últimas décadas las mujeres están recobrando el papel que tuvieron en la escena artística y literaria en la época Heian y a su manera reinvindicando el manifiesto que publicase el grupo Seitô en 1911, en el cual Hiratsuka Raichô lamenta « ¡La mujer primigenia era verdaderamente el sol! Una persona genuina. Ahora, la mujer es la luna. Ella vive a través de los demás, brilla con la luz del otro; una luna con un rostro pálido como el de un enfermo». Esto lo podemos comprobar los lectores de habla hispana con las novedades literarias de los últimos años, con las cuales las editoriales apuestan por el talento femenino: ya se trate de Hiroko Oyamada, Mieko Kawakami, Banana Ysohimoto, Natsuko Imamura, Yuko Tsushima, Tomoka Shibasaki, etc.
Aunque se suele decir que estas obras giran en torno a temas de la intimidad y la cotidianidad de la mujer japonesa, poner en el mismo saco a todas las escritoras es quizás un error. No será lo mismo abordar el tema de la familia entre Yûko Tsushima y Mitsuyo Kakuta, por ejemplo, así como el tema de las condiciones laborales será diferente entre Natsuo Kirino y Sayaka Murata. La visión del cuerpo, la concepción del yo femenino más allá de la procreación, las relaciones interpersonales, así como la relación misma con la realidad… cada escritora tiene una visión muy particular que ha enriquecido el debate en torno a la producción literaria.
Sin embargo, para los que están interesados en adentrarse en el mundo de la literatura contemporánea japonesa escrita por mujeres, Janice Brown apunta a dos grandes tendencias en su artículo « Caught in a ‘restless dream’. Contemporary Japanese women writers and the era of globalization »: la ficción shojo y la ficción de ensueño. De la primera corriente la autora cita el ejemplo de Banana Yoshimoto, una de las autoras más famosas y representativas de los años 80 y 90. Su estilo de escritura rompió moldes, con su uso de extranjerismos y referencias a la cultura urbana. El éxito de su novela Kitchen fue tal que marcó a toda una generación y vino a representar la generación de consumo de la burbuja económica. Esta generación, principalmente chicas jóvenes (razón por la cual se le llama shojo), se sentían identificadas con las anécdotas llenas de queda intimidad que Yoshimoto representaba en sus obras, firmemente asentadas en el "yo" de los personajes y sin caer en uan descripción o comentario sobre el sistema, la cultura o la sociedad japonesa.
La ficción de ensueño sería, como lo indica el nombre, obras que se concentran en la irrupción de la fantasía y lo onírico dentro de la historia, hasta el punto de que no se sabe realmente qué es real y qué no. Son lecturas casi experimentales, donde hasta el narrador, la situación y los personajes parecen escapar a la comprensión del lector, resultando en una experiencia de extravío y confusión. Esta narrativa, por su uso de lo grotesco y de la subversión, puede resultar en lecturas críticas sobre el papel de la mujer, así como de la sociedad que la rodea. Brown pone de ejemplo a Yoko Tawada, pero podríamos añadir casi cualquiera de las voces que se vienen publicando en los útimos tiempos en español, desde Yukiko Motoya, Hiromi Kawakami, Hiroko Oyamada o la misma Yoko Ogawa.
Sin embargo, Ogawa es quizás un caso particular. En el Club de lectura ya hemos leído dos de sus obras, La policía de la memoria y Destellos de ámbar, y hemos visto que ella se cuida mucho de los juicio de valor, limitándose a presentar a sus personajes « tal y como son », dejando al lector sacar sus propias conclusiones. La autora se declara fan de los silencios, de las pausas preñadas de significado, de la fantasía que se esconde dentro de la cotidianidad. Es curioso comprobar que su obra no es fácilmente clasificable en ninguna de estas categorías que hemos mencionado y que más parece una suerte de investigadora privada, probando con distintos géneros, personajes y anécdotas el poder mismo de la palabra y de lo que puede hacer la ficción a secas para transformar la realidad de los lectores.
- ¿Qué libros habéis leído últimamente de autoras japonesas? ¿Qué relaciones o preocupaciones en común encontráis con las escritoras de habla hispana?
La sesión presencial será virtual a través de ZOOM el viernes 23 de julio en dos turnos con un aforo máximo de 10 personas: de 16h a 17:30 o de 18h a 19:30. Para inscribirse basta con enviar un email a biblioteca@fundacionjapon.es con el título "Museo" y vuestro nombre y apellidos, el horario de la reunión a la que quiere asistir y un número de contacto.
¡Feliz lectura!
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