“Pero seguramente” objeté “para las fotografías de la revista que usted publica, ¿uno debe sonreír?”
“No, no es necesario” replicó él sin dudarlo un instante. Su actitud sugería que yo estaba muy equivocado en cuanto a la naturaleza de su publicación.
“Si está usted satisfecho con solo mi cara, entonces me obligaré a hacerlo”
Natsume Sôseki, Inside My Glass Door (2011)
El minero es considerado por muchos una obra “menor” de Natsume Sōseki (1867-1916).
Para algunos, no llega a la altura de sus libros más conocidos, tales
como Kokoro o La puerta. Según comentarios del propio
autor, parece que él tampoco estaba muy contento con el resultado. Pero algunos
críticos encuentran en El minero un acceso único y precioso al Sōseki escritor, aquel
que se esconde tras la fotografía que no sonríe. No es que El minero sea inferior, sino que es,
simplemente, inclasificable dentro de su producción literaria.
A caballo entre sus obras de
“juventud” (si es que se le puede llamar así, ya que Sōseki comenzó a escribir novelas casi a los cuarenta años, durando diez años en el oficio de escritor, hasta su muerte) y las obras de “madurez”, conserva elementos del humor
negro e irreverente del joven protagonista de Botchan, mezclándolo con el desarrollo lento e introspectivo
que observaremos en, por ejemplo, Sanshiro. Parece como si el autor no se hubiese podido decidir cómo abordar el relato, por lo que avanza en el libro a trompicones, de forma desordena. ¿Os ha
dado esa impresión?
Esto puede deberse simplemente a la génesis de la obra, que es un poco particular. Natsume
Kinnosuke, nombre real del escritor, fue en primer lugar profesor de literatura
inglesa y teoría literaria en la Universidad Imperial de Tokio (sustituyendo a Lafcadio Hearn, para el
horror general de sus estudiantes que encontraban sus clases aburridas) y posteriormente
se une a la plantilla del periódico Asahi como escritor a tiempo completo, que le compromete a publicar una
obra al año. En cualquiera de sus dos trabajos, Sōseki disponía del tiempo y
tranquilidad suficiente para planificar sus novelas, problematizarlas y
prepararlas. No era un escritor impulsivo, ni un escritor a sueldo que
publicara cualquier cosa.
Pero 1907 dio un vuelco a su
rutina. A principios de año sale la noticia de una revuelta en las minas de
cobre Ashio, a raíz del maltrato que sufrían los trabajadores. Unos meses más
tarde, Sōseki recibe la visita de un joven llamado Arai, quien le cuenta su vida a cambio de dinero: un idilio
amoroso truncado que le llevó a huir del mundo y a convertirse en minero en
Ashio. El joven Arai deseaba que Sōseki escribiese una tierna historia acerca
de sus amoríos, pero este se niega en redondo a redactar, o tan siquiera a
pagar, semejante historia “íntima”. Parecía que todos los apuntes que tomó
Sōseki durante la entrevista serían en vano, hasta que poco después le llaman
del Asahi con un encargo: Tōson Shimazaki no podrá publicar una obra en el
periódico, por lo que Sōseki deberá publicar algo en su lugar. Como miembro de
la plantilla, Sōseki no puede negarse, pero entre el aviso y la fecha de
publicación solo tiene un mes para esbozar y escribir algo. Sus ojos entonces se toparán con
los apuntes del minero.
Es quizás por esto que se
considera una obra “experimental” a El minero, ya que el autor no tuvo tiempo de pulir, ni de razonar demasiado el
argumento. Es nuestro primer libro del Ciclo “Exploradores” porque nos presenta
un viaje a las entrañas de la tierra, sí, pero también un viaje al corazón de
la novela, nos deja ser testigos presenciales de la energía creadora y del
quehacer de Natsume Sōseki. Para el lector puede resultar cansina a veces, ya
que a cada página tenemos la sensación de pelearnos con las interrupciones y
divagaciones del narrador, que no estamos seguros de si es el propio Soseki, el
personaje principal, un gato o el chico Arai que vendió su testimonio.
- ¿Qué os dice el título de la obra El
minero? ¿Creéis que Soseki lo puso por salir del paso? ¿Quién
es realmente el minero dentro de la obra?
La reunión final será virtual
a través de ZOOM el viernes 24 de julio en dos turnos con un aforo máximo de 12
personas: de 16h a 17:30 o de 18h a 19:30. Para inscribirse en esta sesión presencial basta con enviar el
nombre completo, horario de preferencia y un
número de contacto a biblioteca@fundacionjapon.es
Para aquellos que no puedan
participar en la sesión presencial os recordamos que todos los viernes del mes
de septiembre animaremos la lectura publicando en nuestras redes sociales (blog e Instagram) preguntas de reflexión y
debate.
¡Feliz lectura!
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