Al comenzar una lectura, ¿sois de buscar información acerca del autor, la obra o el contexto histórico?
En el caso de nuestro
libro de enero, investigar sobre la vida del autor no es necesario, ya que el
propio Osamu Dazai nos contará con pelos y señales su biografía a lo largo de “Indigno
de ser humano”, ficcionalizando algunos aspectos, cambiando uno que otro
dato, pero relatando con descarnada sinceridad sus sentimientos y
pensamientos.
Es por esto que para
nuestra primera reflexión os proponemos conocer al Dazai que se oculta entre
las páginas, aquel que no podremos ver sino a través de quienes le conocieron.
En efecto, en la figura de Osamu Dazai confluyen importantes figuras literarias
de la posguerra, y todos tuvieron algo que decir sobre nuestro enfant
terrible.
La carrera literaria de
Dazai fue meteórica, tanto en cuanto su genio le valió en vida la admiración de
la generación más joven de Japón, quienes encontraban en su “impúdica”
honestidad (uno de los adjetivos que más podremos encontrar en las
descripciones de su carácter) un reflejo de sus propias angustias y problemas.
A su alrededor se congregaban grupos de chicos, literatos y decadentes.
Entre los decadentes
podemos encontrar nuestros primeros testigos, compañeros de copas y cofrades
literarios del movimiento “buraiha”: Sakaguchi Ango y Oda Sakunosuke. De las
anécdotas que sobreviven de estos tres autores (por ejemplo, en “Kanōsei no
Bungaku” de Oda), encontramos un retrato de Dazai que confirma su fama de
libertino, amante del alcohol y de las mujeres. Oda recuerda en su libro
una conversación sobre la parte más bella del cuerpo femenino (Dazai parecía
tener predilección por los tobillos) y
sobre la profesión literaria, ambos debates que gustaban de revivir en las
fiestas y reuniones a las que asistían, al ritmo de las copas que se acumulaban
en la mesa.
Según parece, lo que
siempre quiso Dazai fue obtener reconocimiento por su obra. Esto lo llevó a
contactar al gigante literario Yasunari Kawabata para pedirle que le postulase
para algún premio o lo recomendase en sus círculos, petición que Kawabata
niega. Quien sí contestó a sus ruegos fue Masuji Ibuse (después que Dazai le
rogase tener una entrevista con él, so pena de que se suicidaría de no
concedérsela).
Diez años mayor y con
una carrera literaria establecida cuando Dazai apenas comenzaba la suya, Ibuse
actuó como un padre para el joven escritor, ayudándolo en todo lo que le fue
posible, desde resolver problemas familiares, introducirlo en los círculos
literarios de Tokio y hasta arreglar su último matrimonio. Ibuse nunca
escondió su aprecio por Dazai como persona y como autor, razón por la cual se
volvió uno más de los personajes que pueblan sus historias: más de 30 escritos donde aparece su
figura como protagonista, además de un “Diario sobre el joven Dazai”.
Su preocupación por el
futuro del chico le valió varios dolores de cabeza y, particularmente, un
durísimo golpe cuando el escritor termina por suicidarse en 1948. Más allá del
shock que produjo su muerte, Dazai deja una críptica nota de suicidio, donde clama
que Masuji Ibuse es una “mala persona” y deja entrever que su infelicidad fue
en parte su culpa, lo cual supuso todo un escándalo literario en la época.
Resultado de ese último
matrimonio es la escritora que el Club tuvo oportunidad de leer en septiembre,
Yuko Tsushima. Cuando Dazai muere ella apenas tiene un año de edad, pero esto
no impide que la figura del padre ausente revolotee a lo largo de toda su
literatura. Su relación con la obra de Dazai, según Tsushima, es lejana cuando
menos: leyó todo en sus años escolares, quizás tratando de descubrir quién fue
su padre, pero poco más. A pesar de que
su familia se reúne, junto con los fans y conocidos de Dazai cada 19 de
junio (día en el que nació y en el que, en un giro irónico, fue encontrado su
cuerpo sin vida) para homenajear al escritor, Tsushima no suele participar. En
sus propias palabras “Si él no hubiese sido mi padre, podría entender
mejor lo que le hizo a su familia. Pero es mi padre y no puedo ser objetiva,
nos abandonó.”
Quizás la anécdota más
famosa sea el encuentro con su gran “enemigo” literario, Yukio Mishima. A pesar
de pertenecer a generaciones de escritores muy cercanas por sus temas como por
su estilo, Mishima siempre alegó que detestaba a Dazai y a su obra. Y así se lo
hizo saber durante un encuentro que tuvieron en Tokio, en un bar de Ginza.
Llevado por un amigo suyo, fan de Dazai y conocedor de la antipatía de Mishima,
ambos chicos se encuentran con un ambiente lúgubre, donde el alcohol fluye
libremente y los participantes adulan a Dazai. Llegado un momento de la noche,
Mishima levanta la voz y dice “Señor Dazai, sepa que detesto su literatura”, a
lo que el escritor se voltea hacia sus amigos y comenta “Sé que en realidad le
gusto, de lo contrario, ¿qué hace aquí?” Esta anécdota es muy conocida y
constantemente comentada en las biografías de Mishima, ya que el mismo autor
volvió a ella en varias oportunidades para explicar el por qué de su odio tan
visceral; “Esas auto-caricaturas eran de las
cosas que más odiaba… Sentía una repugnancia psicológica desde un principio
que, siguiendo la lógica del amor-odio, quizás se debía a que [Dazai] era el
tipo de escritor que deliberadamente exponía aquellas partes de mí que más
quería esconder.”
- Y vosotros, ¿qué pensáis de Yozo y de Dazai? ¿Cuál fue vuestra primera impresión al leer “Indigno de ser humano”?
¿Os animáis a participar en nuestra sesión final de debate? Lo podréis hacer de forma presencial el jueves 27 de enero (a través del formulario online de la biblioteca pública Iván de Vargas) o virtual a través de ZOOM el viernes 28 de enero (enviando un email a biblioteca@fundacionjapon.es con vuestro nombre completo y un número de contacto). Ambas reuniones serán a las 18h.
¡Os esperamos!
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