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¡Feliz Día del Niño! (en Japón)



子供の日です!

En España se celebra el 15 de abril, pero en Japón es hoy cuando celebramos el Día del Niño. Conocido como Kodomo no hi, es una celebración que está dirigida principalmente a los varones (a las niñas las agasajamos con el hinamatsuri, en marzo) y cae el quinto día del quinto mes del calendario lunar, llevado al 5 de mayo al adoptar Japón el calendario gregoriano. La razón de que se celebre en estas fechas es que, antiguamente, se creía que el quinto mes era de particular mal augurio, por lo que se era necesario realizar rituales de purificación, particularmente para los niños.

¿Cómo celebramos el Kodomo no hi en Japón? 

Las casas se decoran para la ocasión, comenzando con el exterior (si tenemos la fortuna de tener patio) al colgar las grandes banderolas koinobori en forma de carpa, para que ondeen en el viento. Dentro del hogar se suelen desplegar armaduras (que seguramente serán reliquias familiares si se es descendiente de linaje samurái) o muñecos samurái rodeados con su armamento. Algunas familias cuelgan lirios en los aleros de las casas para ahuyentar el mal o beben el licor hecho con esta flor. El lirio está en plena floración en este momento del año y es un símbolo de fuerza, ya que la lectura de su ideograma se pronuncia “shobu”, homófono de la palabra para “lucha” o “combate”, y la forma de sus pétalos recuerdan a la hoja de una espada.

Otra tradición muy curiosa para el observador occidental es el nakizumo o “Sumo del llorón”. Dos luchadores sumo se enfrentan, llevando bebés o niños pequeños en brazos. Ganará quien logre hacer llorar primero (o más fuerte) a su bebé, valiéndose de morisquetas, gruñidos o máscaras. Se dice que el llanto les purifica y atrae la buena salud y fortuna.

Ahora que los padres tienen más tiempo con los niños, ¿qué os parece celebrar a la manera japonesa el kodomo no hi? No hace falta derramar lágrimas, tan solo hacernos con algunas de las divertidas actividades que os recomendamos a continuación:


Para los peques más artistas


Si hay un símbolo que representa el Día de los Niños en Japón, es la carpa. Este pez es símbolo de fuerza, resistencia y perseverancia, y es muy admirado por su habilidad de nadar a contracorriente para llegar a su objetivo. Es por esto que colgamos las banderolas koinobori: una grande que representa al padre, una mediana que representa a la madre y carpas de colores más pequeñas, una por cada niño de la casa.

¿Os animáis a hacer las vuestras? Hay muchos tutoriales para crear vuestros koinobori, ya sea con platos de papel (serán unas preciosas carpas que se mecen cuando las tocamos) o en origami para tener un original adorno.

Si tenéis espíritu guerrero, no hace falta comprar toda una armadura samurái: nos bastará con papel periódico y rotuladores (o pinturas, para los padres aventureros) para hacer nuestro propio kabuto o casco samurái.

Para los peques lectores


Kabuto listo, habrá que conocer al héroe más famoso de Japón: ¡Momotaro! Este pequeño niño defenderá su aldea de unos terribles ogros, valiéndose de la ayuda de sus amigos el Perro, el Faisán y el Mono. Podemos conocer la historia de Momotaro en esta página web (cortita y perfecta para leer antes de dormir) o verla representada con preciosas marionetas.

Si tenéis lectores independientes en casa que gustan de sumergirse en las páginas de un buen libro, entonces podéis ofrecerles una de las joyas más queridas de la literatura fantástica japonesa, El tren nocturno de la Vía Láctea, de Kenji Miyazawa

Para los peques más golosos


La cocina japonesa nos puede parecer muy difícil, ¡pero nada más alejado de ello! Hay recetas muy fáciles que podemos hacer con los niños en la cocina.

Seguro ya habéis probado el mochi, un postre japonés parecido en textura a una gominola (está hecho de harina de arroz glutinoso, por lo que es perfecto para personas que evitan el gluten). Es típico comer kashiwamochi (un mochi relleno con pasta de judías dulces y envueltos en hojas de roble), y chimaki (mochi envuelto en hojas de bambú). Para celebrar una merienda a la japonesa, ¿por qué no hacer mochi de té verde y chocolate? Podéis variar el relleno, adaptándolo al gusto de vuestra familia, cambiando el chocolate por fresas, tan de temporada.

Además, os invitamos a conocer los kyara ben o cajas de almuerzo en la que las comidas parecen personajes salidos de nuestras series de televisión favoritas. En esta ocasión os presentamos uno de los dibujos animados favoritos de los niños japoneses: el kyara ben de Anpanman. Para algo más sencillo, podréis descubrir los onigiri, unas bolas de arroz que podemos comer cuando vamos al parque o cuando queremos una merienda rápida y muy nutritiva. Los niños seguro disfrutarán dándoles forma y usando su imaginación para decorarlos.

Para los peques más musicales


Es indudable que los niños se benefician de aprender nuevos idiomas y, con ellos, nuevas culturas. Nada mejor entonces que pasar una tarde jugando y cantando canciones tradicionales japonesas. Para el kodomo no hi podemos aprender una canción tradicional titulada (muy apropiadamente), koinobori:

Yane yori takai koinobori. (¡Mira qué altas están las koinibori!)
Okii magoi wa otoosan. (Las grandes son los padres)
Chisai higoi wa kodomotachi. (Las pequeñas son los hijos)
Omoshiro soni oyideru. (Parecen divertirse al nadar.)

Podemos acompañar la canción con un pequeño juego de gestos, conocido como teasobi. Se dice que las carpas son muy golosas, y resulta que nuestros koinobori se han comido cosas raras en su viaje por el río: un tigre (tora en japonés, con su rugido “¡gao!”), un conejo (usagi, con su gesto saltarín “pyon”) y hasta un tren bala (shinkansen, que al pasar por la estación hace “¡byuun!”).

El vídeo continúa con un segundo juego, donde tendremos que adivinar qué gestos hará el cantante: ¿el koinobori ondea a la derecha (migi) o a la izquierda (hidari)? Y al final de la canción, ¿el cantante hará el gesto del kachiwamochi (un círculo) o un kabuto samurái (dedos sobre la cabeza)? Es un juego muy divertido en el que aprenderemos vocabulario sobre el día de los niños, ¡animaos a cantar!

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